Pecados de las grandes superficies
Leo hoy en La Vanguardia (Enlace con suscripción) refiriéndose a Centros Comerciales que “España supera ya a Francia en superficie comercial per capìta”, y que “Con vistas al 2008 se esperan 117 inauguraciones y 27 ampliaciones.... si se cumplen estas previsiones, el parque de centros comerciales, que desde el 2000 hasta ahora se ha incrementado un 62%, crecería hasta el año 2008 más del doble, un 113%.”
Cómo en tantas ocasiones España copia a Francia, mal y a destiempo. Hace sólo seis meses que el Gobierno francés, con Jean-Pierre Raffarin a la cabeza, agudizó su cruzada contra las grandes superficies. Francia ha sido, durante muchos años, la punta de lanza de la gran distribución, y el resultado, nos decía también La Vanguardia en un artículo referenciado en CentralHardSoft , ha sido que “En los últimos ocho años, la gran distribución y los grandes industriales han campado a sus anchas en Francia a expensas de los consumidores, que hoy pagan alrededor de un 10% más que el resto de los europeos por los productos de grandes marcas vendidos en las grandes superficies .
La gran distribución tiene un poder económico innegable, que también afecta a los medios de comunicación ( ¿Cuanto ingresan los periódicos españoles o las cadenas televisivas por publicidad de grandes superficies? ). Y así es fácil crear un discurso en el que el pequeño comercio es el enemigo del consumidor-ciudadano, las tiendas están obsoletas y sólo sobreviven por las ayudas del estado, el comercio tradicional es causa de inflación, los comerciantes atentan contra la libre empresa y la competencia.
Una “competencia” muy peculiar: Las tiendas, solas y pequeñas, compitiendo en igualdad de condiciones contra grandes cadenas como Carrefour primer empleador privado de Francia... Y aún dicen que las tiendas rompen la libre competencia.
Algún día escribiré sobre los pecados del pequeño comercio, pero hoy prefiero comentar algunos de los que afectan a las grandes superficies:
Destruyen el empleo local. Una gran superficie genera menos empleo directo que el equivalente en pequeñas tiendas. Y acaba con los pequeños proveedores locales que abastecían a las tiendas, como artesanos, agricultores, industrias locales, o empresas de servicios (gestorías, transportistas, instaladores, decoradores...) que no pueden competir con los grandes y globalizados suministradores de la gran distribución.
Se llevan la renta local. Los beneficios de las grandes superficies van a parar a grupos de grandes inversores, a menudo en otros países. En cambio los beneficios de las tiendas se reparten entre muchas más personas que reinvierten localmente.
Crean apatía. Los comerciantes arriesgan su capital para poner en marcha una tienda. Son emprendedores, visionarios que tienen ideas y luchan por llevarlas a la práctica. Si desaparecen las tiendas, desaparece una fuente de iniciativas en nuestra Sociedad.
Acaban con las diferencias culturales. ¿En que difieren dos centros comerciales distintos? En muy poco. Sin embargo los comercios locales “dan vida” a sus ciudades, atraen turismo y forman parte de la cultura y de aquello que identificamos como “propio” de una ciudad, una región o un país.
Y aún podría continuar con algunos pecados más, pero me los reservo para otro día.
Etiquetas Technorati tiendas comerciantes comercio tradicional pequeño comercio centros comerciales gran distribución emprendedores competencia
Cómo en tantas ocasiones España copia a Francia, mal y a destiempo. Hace sólo seis meses que el Gobierno francés, con Jean-Pierre Raffarin a la cabeza, agudizó su cruzada contra las grandes superficies. Francia ha sido, durante muchos años, la punta de lanza de la gran distribución, y el resultado, nos decía también La Vanguardia en un artículo referenciado en CentralHardSoft , ha sido que “En los últimos ocho años, la gran distribución y los grandes industriales han campado a sus anchas en Francia a expensas de los consumidores, que hoy pagan alrededor de un 10% más que el resto de los europeos por los productos de grandes marcas vendidos en las grandes superficies .
La gran distribución tiene un poder económico innegable, que también afecta a los medios de comunicación ( ¿Cuanto ingresan los periódicos españoles o las cadenas televisivas por publicidad de grandes superficies? ). Y así es fácil crear un discurso en el que el pequeño comercio es el enemigo del consumidor-ciudadano, las tiendas están obsoletas y sólo sobreviven por las ayudas del estado, el comercio tradicional es causa de inflación, los comerciantes atentan contra la libre empresa y la competencia.
Una “competencia” muy peculiar: Las tiendas, solas y pequeñas, compitiendo en igualdad de condiciones contra grandes cadenas como Carrefour primer empleador privado de Francia... Y aún dicen que las tiendas rompen la libre competencia.
Algún día escribiré sobre los pecados del pequeño comercio, pero hoy prefiero comentar algunos de los que afectan a las grandes superficies:
Destruyen el empleo local. Una gran superficie genera menos empleo directo que el equivalente en pequeñas tiendas. Y acaba con los pequeños proveedores locales que abastecían a las tiendas, como artesanos, agricultores, industrias locales, o empresas de servicios (gestorías, transportistas, instaladores, decoradores...) que no pueden competir con los grandes y globalizados suministradores de la gran distribución.
Se llevan la renta local. Los beneficios de las grandes superficies van a parar a grupos de grandes inversores, a menudo en otros países. En cambio los beneficios de las tiendas se reparten entre muchas más personas que reinvierten localmente.
Crean apatía. Los comerciantes arriesgan su capital para poner en marcha una tienda. Son emprendedores, visionarios que tienen ideas y luchan por llevarlas a la práctica. Si desaparecen las tiendas, desaparece una fuente de iniciativas en nuestra Sociedad.
Acaban con las diferencias culturales. ¿En que difieren dos centros comerciales distintos? En muy poco. Sin embargo los comercios locales “dan vida” a sus ciudades, atraen turismo y forman parte de la cultura y de aquello que identificamos como “propio” de una ciudad, una región o un país.
Y aún podría continuar con algunos pecados más, pero me los reservo para otro día.
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