viernes, octubre 21, 2005

Satisfacer al cliente es fácil (2)

Ayer preparé una cena en casa. Quería que fuese “especial” y fui a comprar un poco de foie y de jamón a una prestigiosa tienda de embutidos. Mientras la vendedora cortaba el jamón ( Sólo 150 gramos, pues sin ser el más caro su precio era de 110€ -132$ el kilo) entró en la tienda una compañera suya con un amigo y, sin dejar de hacer los cortes, inició una charla con ellos. Mientras hablaba cortó una loncha de jamón y se la dio a probar al amigo de su compañera.

Hasta aquí todo parece normal. Sólo que yo aún estoy esperando que también me invite a probar el jamón que yo estaba comprando. La verdad es que me molestó que no me invitará. O mejor dicho que invitará a alguien que no era un comprador, pero si un amigo, mientras se olvidaba de hacerlo con la clientela.


En un comentario anterior decía que hay que conseguir que todos los clientes salgan de nuestra tienda satisfechos por que les hemos tratado como clientes preferenciales. Aunque decía que conseguirlo puede ser fácil, me olvidé de decir que no conseguirlo es aún más fácil, basta con dar un mejor trato a un amigo que a un cliente.


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