martes, noviembre 01, 2005

Tiendas y niños

Hoy he ido de tiendas con mi familia y en la primera en la que hemos entrado ha sido una de ropa para adultos. Hemos estado unos cuarenta y cinco minutos, de los cuales casi la mitad los hemos dedicado a perseguir, amonestar, felicitar, retener y controlar a nuestros dos hijos, ambos de siete años. La tienda, amplia y luminosa, con una agradable decoración de línea moderna (maderas oscuras, acero inoxidable, vidrio...) no está pensada para recibir a niños.

La siguiente visita ha sido una zapatería que vende
para adultos y para niños. La tienda es pequeña, de unos treinta metros cuadrados, pero en un rincón bien iluminado y alejado de la puerta hay dos pequeñas mesas con taburetes para que los niños se puedan sentar, con papeles y lápices de colores. Unos peluches y unos juegos de encajes de piezas completan el “sector infantil”. Aquí hemos podido comprar tranquilamente, mientras nuestros hijos se entretenían dibujando y mirando la “exposición” de dibujos de otros niños. Luego, al marcharnos, la vendedora les ha regalado caramelos y un globo a cada uno (que han explotado antes de llegar a casa...).

A menudo las tiendas que no están orientadas a productos infantiles se olvidan de que los niños acabarán entrando en ellas como acompañantes de clientes. Es un error: Los niños se aburrirán, distraerán a sus padres e interferirán en las ventas. Y unos padres preocupados por el comportamiento de sus niños, o por que no saben en que lugar exacto de la tienda están, no estarán concentrados en la compra. El resultado es que las ventas pueden malograrse.

Y no olvidemos que esos niños serán los futuros clientes. Hoy mis hijos han recordado la zapatería, pero no la tienda de ropa
.



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