jueves, febrero 23, 2006

Esclavos


La columna del 21 de Febrero de Rosa Montero en El País se titulaba así: “Esclavos”, y explicaba la historia de una empleada de una tienda perteneciente a una gran cadena española de venta de ropa.

Engaños, horarios desmesurados, promesas incumplidas… Esta es la realidad con la que a menudo se encuentran los jóvenes que, tentados por la imagen y el “glamour”, trabajan en las tiendas de ciertas cadenas.

Sueldos bajos (excepto, y sólo en ocasiones, para la elite de los encargados de tienda) y horarios extenuantes son habituales en este sector. Qué es, precisamente, el que defiende la necesidad de liberalizar los horarios comerciales.

Cómo decía el Presidente de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (
ANGED), en la introducción a su informe anual del 2004 (también citado en el post “Competencia para matar al pequeño comercio”):
“…la Ley de horarios comerciales… (es) un nuevo freno al desarrollo y a la transformación del sector” y “nos vemos…castigadas, con estrictas limitaciones de horarios” y sobre todo: “Es responsabilidad social de nuestras empresas ofrecer a los consumidores… horarios ajustados a la vida laboral”. Quizá esta responsabilidad social no es válida para sus propios empleados.

El resultado de las políticas de recursos humanos de algunos de estos "defensores del libre comercio", es un numeroso y creciente grupo de parados jóvenes, capacitados y formados en técnicas de venta, conocedores de los productos, pero que no están dispuestos a soportar este estilo de vida.

Este colectivo está en el punto de mira del pequeño comercio. Así una importante cadena de ópticas, digamos C, está siguiendo la política de contratar a ex empleados de una cadena de venta de ropa, digamos Z. El resultado supera sus expectativas iniciales. El personal proveniente de Z no sólo está formado, sino que está dispuesto a trabajar con un sueldo inferior, pero con unos horarios que mejoren su calidad de vida.

La realidad es que, en general, el pequeño comercio ( y se es pequeño aunque se tenga varias tiendas ), puede ofrecer unas mejores condiciones de trabajo que muchas grandes cadenas. Su reto es hacerlo evidente y luchar contra la seducción de esas grandes empresas.

Claro que siempre hay excepciones. Hace poco un empresario barcelonés, quiso aplicar en su cadena de tiendas de ropa (una decena de céntricos establecimientos) las modernas técnicas de gestión, y entre otras acciones encargó unos seminarios de formación para sus empleados.

El profesor aún no ha salido de su asombro tras reconocer sus alumnos que preferían perder el sueldo variable antes de dedicar más esfuerzo a las ventas, para “una persona con la que no se puede hablar, que nos chilla y nos riñe en público por cualquier tontería

Esta es la otra cara de la moneda del pequeño comercio. Empresarios y gestores con mucha experiencia (como el propietario del ejemplo, de unos 60 años y con toda su vida dedicada al comercio) pero sin la formación adecuada para gestionar un negocio que cada vez es más complejo. Cada vez es más difícil gestionar una tienda con la intuición o las formas tradicionales. Una tienda es un negocio complejo en el que se ha de aplicar las mismas técnicas que en una gran empresa: gestión de recursos humanos, estudios de mercado, marketing, etc. La formación es la gran asignatura pendiente del pequeño comercio.

Encontrado en: El País (necesita suscripción)
Copia del documento en: De Tiendas - Documentos.

Etiquetas Technorati